Justo ayer, publicaba el Periódico de Extremadura esta noticia: El Ayuntamiento de Cáceres se opone a asumir la conservación de caminos rurales.
A, los que habitualmente disfrutamos de nuestro tiempo de ocio y acercamiento a la naturaleza por esos caminos rurales, nos saltan las alarmas; porque no entendemos como una localidad de Extremadura, puede olvidar lo fundamental que son los caminos para nuestra tierra, cuyo mayor potencial recae precisamente en ese valor de disfrute de la naturaleza y patrimonio.
Por lo tanto, que el mayor término municipal de España trate con este desdén y desinterés a sus caminos, además de sorprender, incide en centrar erróneamente los esfuerzos en modelos menos sostenibles y olvidar que nuestro patrimonio va mucho más allá de nuestra querida Ciudad Monumental.
Nadie duda de que si la “situación financiera local” está en riesgo, haya que actuar para evitarlo, pero unir este extremo a la negativa a mantener un bien inmueble de naturaleza pública, como lo son los caminos públicos, además de falaz es ir (una vez más) contra la ley vigente.
A ningún ciudadano se le ocurriría pedir, que en el plazo de un mes se asfalten todas las calles de Cáceres; o que en una semana, todos los parques y jardines públicos estén de punta en blanco, o que para mañana estuviera ejecutado y resuelto el plan Director de la Muralla de Cáceres… ¿verdad?, porque quizás con ello pondríamos en riesgo la tan delicada (al parecer) “situación financiera local”. Pues todos estos lugares: calles, parques, jardines, son igualmente bienes inmueble de dominio público, amparados por las mismas leyes.
Así que no nos engañemos, para algo están los programas de actuación, los planes de mantenimiento, los plazos de ejecución, los proyectos de adecuación…, un sinnúmero de acciones que en función de los ingresos y las prioridades de actuación, marcarán las mismas. Es decir con planificación todo se puede, poco a poco, pero se puede.
Eso sí, no seremos nosotros los que tengamos que hacer esos planes o marcar si es más prioritario mantener un camino o hacer un parking subterráneo. Para eso están los que nos gobiernan, a quienes nosotros hemos puesto ahí, y que que a veces, como en esta ocasión, nos muestran a las claras cuáles son sus prioridades. Cada uno que valore si coincide o no con dichas prioridades, pero recordad, hoy son esos denostados caminos rurales que ni siquiera algunos conocemos, mañana puede ser la acera de tu propia calle.
Y recordad, no todo es resignarse y aguantar, siempre está la vía de la denuncia (formal o no). Esa acción que nos expone y exige una molestia más allá de un “like”, pero que a veces, parece la única vía para conseguir que arreglen esa baldosa rota en la que tropecé, o mantengan ese camino público por el que no puedo ejercer mi derecho de libre tránsito y disfrute de la naturaleza.
Fdo: Domingo Fernández Jaraiz